miércoles, 29 de abril de 2020

Daiana, el angelito de la Pascua


Damián salió como todas las tardes al almacén de Don Alberto. Él le paga unos pesitos por limpiar y barrer el lugar. Iba caminando por el barrio triste y cabizbajo, pateando piedritas y jugando con un palito. Al pasar por la canchita vio unos cuantos chicos jugando al futbol, otros cambiando figuritas y otros andando en bicicleta haciendo carreras. Como le hubiera gustado poder quedarse y hacer amigos, pero tenía que trabajar. Metió la mano en su bolsillo, saco un papelito muy arrugado con la escritura borrosa, lo leyó sin esfuerzo, sabiendo de memoria lo que decía de tanto leerlo y con un gran suspiro miro al cielo y lo volvió a guardar.   

Mientras tanto, en el cielo hay un gran revuelo, es un día muy especial, en pocos minutos en el salón de reuniones, Papa Dios le asignara a cada angelito como todas las semanas, su misión. Los angelitos entraron al salón unos volando apurados, otros corriendo, en el apuro dos se chocaron y se le enredaron sus coronitas, pero todos llegaron a tiempo y cada uno se sentó cómodamente en una nubecita.

Sentados prestaban mucha atención mientras Papa Dios decía:

“Mis queridos angelitos, todos tendrán una misión y deberán llevarla a cabo como siempre con mucho amor y esmero, usando su creatividad y si necesitan ayuda no duden en pedirla, todo lo que necesitan para cumplirla lo pueden encontrar en el deposito.”

Un ángel, que vestía una Túnica azul bordada con hilo de oro que brillaba como el sol, con un lápiz detrás de su oreja y una gran lista entre sus manos se le acercó y le susurro algo al oído.

“Gracias” le dijo Papa Dios y continúo:

“antes de comenzar necesito un voluntario para que se encargue del deposito.”

Un ángel de entre los mayores, con su pelo blanco como la nieve, con anteojos pequeños en la punta de la nariz y cachetes rojos como una manzana, levanto la mano.

 “Gracias por ofrecerte Andrésy Papa Dios le entrego la llave y una lista de lo que contenía el depósito.

Luego Papa Dios pregunto:

“¿A quién le gustaría encargarse de la navidad? “

Un angelito de mediana estatura, con cara de muy responsable llamado Gabriel levanto la mano y tomándose el pedido muy en serio dijo.

“Para mí sería un honor “.

Dios se le acerco lo abrazo y le entrego un mapa y una brújula. Gabriel cuidadosamente los metió en su alforja y volvió a su lugar.

Los angelitos estaban tan entusiasmados que sus alitas no dejaban de moverse como queriendo ya volar a cumplir su misión. Dios siguió repartiendo misiones.

“¿Quién se quiere encargar de la Asunción de María?”

No había terminado de hablar cuando un angelito de pelo ondulado rojo como el sol al atardecer y largo hasta la cintura y con tantas pecas en su cara como estrellas hay en el cielo, saltaba levantando la mano diciendo:

“yo, yo, yo”

Papa Dios se le acerco, la abrazo diciéndole.

“Gracias Paulita”

 y le entrego una caja de cristal que contenía una hermosa Corona hecha con las flores más bellas del cielo. Paulita rápidamente la puso adentro de su morral y voló a su nubecita.

 “¿Quien quisiera encargarse del Adviento?”. Pregunto Papa Dios.

Un angelito con su cabecita llena de rizos y con anteojos redondos de color rosa, que se le resbalaban hacia la punta de la nariz, se levantó y de manera muy ceremoniosa dijo.

“Yo Papa Dios, yo quisiera encargarme del Adviento.”

Papa Dios se le acerco, la abrazo diciendo,

“Gracias Daniela, sé qué harás un trabajo maravilloso” y le entrego un megáfono, un calendario y 4 velas, y al igual que los demás angelitos, Daniela puso todo a dentro de su mochila y volvió a su lugar.

Y así siguió Papa Dios repartiendo Misiones....... Epifanía, Sagrada Familia, etc. Hasta llegar a la Pascua.

“¿Quién se anima a encargarse de la Pascua?”

De pronto se oyo una gran conmoción, murmullos y risas. Papa Dios miraba para todos lados tratando de descubrir cual era la causa de la interrupción y hacia su derecha ve un angelito caído en medio de dos nubes, cubierto de estrellas. Este angelito quería encargarse tanto de la Pascua que cuando Papa Dios la ofreció se levantó de un salto tropezándose con el balde lleno de estrellas que su compañerito Agustín tenía preparado para iluminar la noche.


Sonriéndose Papa Dios le dijo

“mi pequeñita Daiana, parece que tienes muchas ganas de encargarte de la pascua ¿verdad?”

Daiana, nuestro ángel especial, pequeñita con su pelo negro lacio hasta la cintura y flequillo que casi casi le tapa los ojos contesto sonriente, muy entusiasmada y dando saltitos.

“Si, me encantaría”

Papa Dios se le acerco, la abrazo y le dijo

“Si tanto lo deseas puedes encargarte de la Pascua” y le entrego una vela y un frasquito con agua. Daiana con una felicidad que no cabía en ella y esbozando una gran sonrisa con mucho cuidado los puso adentro de su bolsito.

Cuando Papa Dios termino de repartir las tareas, los angelitos fueron a desayunar y a prepararse para comenzar su misión.

Daiana, tomando dos galletitas de chocolate y una botellita de leche, se fue a caminar pensativa entre las nubes de colores hasta que llego al jardín de rosas. Haciéndose lugar entre dos rosales se sentó a meditar sobre el significado de la Pascua, porque sabía que debía prepararse bien para poder hacer un buen trabajo. Pensaba en todo lo que había visto que había sucedió durante la Pascua, ya que los angelitos ven todo lo que pasa en la tierra.

Le venían a la mente las cosas hermosas que Jesús, había enseñado y hecho en el tiempo que estuvo en la tierra. Milagros, curaciones, enseñanzas, y como había tenido que sufrir y morir para salvar a los hombres y darle una nueva vida y como lo hizo todo con tanto amor.

Recordó que en la biblioteca celestial había un libro especial que hablaba sobre la Pascua. Se levanto de un salto y se dirigió hasta allí. En el centro del salón principal sobre una mesa muy bien arreglada con un mantel blanco con encaje un hermoso florero y dos candelabros dorados, se encontraba como esperándola un imponente libro casi tan grande como ella, con tapa de terciopelo rojo y sobre la tapa escrito en letras doradas la palabra “Biblia”. Lo abrió y comenzó a leer y leer hasta que estaba satisfecha de saber todo sobre la Pascua. Al terminar lo cerro de golpe y volaron estrellitas pequeñitas por todas partes. Se sacudió el polvito de estrellas y corrió hasta el depósito.

Se le acababa de ocurrir algo para festejar la Pascua en el Cielo. Tomo una caja y caminando entre los pasillos del depósito comenzó a meter en ella todo lo que necesitaba - Esto me sirve - decía, - esto no, muy grande, muy pequeño, esto esta perfecto - Se subió a una escalera, se metió debajo de una mesa, abrió 2 cajones y….

“! listo!”  dijo. Cuando fue a levantar la caja se dio cuenta que estaba bastante pesada así que corrió hasta su nube y trajo su vagoncito rojo para poder llevarla. Acerco el vagoncito con la caja hasta el escritorio de Andrés, el encargado del depósito, firmo un papelito y se fue jalando su vagoncito hasta la nube al otro lado de la colina para que nadie viera lo que hacía y así fuera sorpresa.          

A la mañana siguiente se levantó tempranito y después de saludar al sol y hacer sus oraciones, empezó a trabajar en su proyecto sorpresa. Desde lejos los angelitos veían extrañados que desde atrás de la colina de repente se veía rojo, luego verde, amarillo, violeta y así sucesivamente iba cambiando de colores. Un angelito muy curioso no aguanto más y corriendo hacia la colina fue hasta donde estaba Daiana. Toco la campanita de la puerta, espero un ratito y toda llena de pintura, en el pelo un poquito de azul en la nariz y hasta en las alitas salió Daiana y asegurándose que no había más angelitos alrededor lo dejo pasar y le conto lo que estaba haciendo, pero le pidió que guardara el secreto. El angelito curioso muy entusiasmado le prometió que no le diría a nadie y cuando estaba a punto de salir se miró en un espejo y se dio cuenta que el también tenía pintura por todas partes y riéndose se fue.

Al día siguiente, domingo de pascua, con su vela encendida y su frasquito de agua Daiana voló a la tierra para comenzar su misión, porque antes de festejar en el cielo todos tenían que cumplir su misión de esa semana en la tierra. Comenzó a encender una llamita de amor en el corazón de las personas que veía tristes o enojadas que se le iban cruzando en su camino.     

Iba despacito un ratito volando un ratito caminando, iluminando corazones cuando de pronto se tropezó con Martin, un joven que venía caminando muy rápido concentrado en su celular.

“discúlpame” le dijo Martin “no te vi”

 Daiana sorprendida que pudiera verla le pregunto:

“¿Es que podés verme?”

“! por supuesto! “ le contesto  “ ¿y porque no habría de verte? “

Daiana entre sorprendida y avergonzada le contesto

“O no, es que como te tropezaste pensé que……bueno, ¿sabes que es peligroso ir caminando, mirando el celular no? “

“Si, lo sé, es que mis amigos me estaban invitando a salir esta tarde para festejar la Pascua, pero no quieren invitar a Damián, un chico que se mudó al barrio hace unas semanas. “

“¿Porque no lo quieren invitar?” pregunto Daiana

“porque es medio raro, es muy callado, se viste re anticuado, usa unos anteojos anticuados redondos negros que lo hacen parecerse al profesor de química y nunca se ríe.”

Daiana le pregunto “Y tu ¿ has intentado acercarte a él, hablar y conocerlo, o por lo menos saber porque es tan callado?”

Pensativo el joven le contesto “no, que se yo, un poco me da vergüenza y no se…. no quiero que los otros chicos se rían de mí y me burlen por acercarme a él.

“Pero ¡para!” le contesto Daiana “¿No me dijiste que se iban hoy a “festejar la Pascua? “

“y… ¡Si!”  Le contesto Martin “¿y?”

“Pues… no sé,” le contesto Daiana

“¿qué es la Pascua para vos?, ¿qué es lo que van a festejar hoy?”

Martin la miro extrañado, preguntándose quien era ella y porque le hacia esa pregunta, porque se metía en sus cosas si ni lo conocía, pero a su vez sentía un calorcito en su corazón y percibía tanto amor y dulzura que no le importo que le siguiera preguntando y después de pensar un ratito le contesto:

“la verdad, que no estoy muy seguro, nosotros nos juntamos porque es como un feriado, nos regalan huevitos de chocolate, comemos roscas de Pascua, mucha gente se va de vacaciones y… ¡qué se yo!, siempre lo hacemos.”

Daiana, le explico como Dios mando a Jesús, su hijo único, al mundo para salvarlo y con todo su amor dio su vida por los hombres y venciendo la muerte les dio la vida. Y sin que Martin se diera cuenta, tomo su velita, la soplo encendiéndole el corazón. La cara de Martin se iba iluminando a medida que Daiana le hablaba sobre la Pascua y el amor de Jesús. De pronto saco el celular de su bolsillo y comenzó a mandarle mensajes a sus compañeros diciéndoles que, si querían que el fuera a festejar con ellos tenían que invitar a Damián y agrego que primero pasarían por el a su casa y le llevarían una rosca de Pascua de regalo a la familia. Al ratito, comenzaron a llegar las respuestas al celular, los amigos habían aceptado.

A las cuatro de la tarde todos se encontraron en frente de la casa de Damián. Damián al verlos llegar se sorprendió y emociono muchísimo, Diosito había escuchado su oración en la que le pedía poder hacer amigos. Saco el papelito arrugado de su bolsillo, lo leyó, lo doblo cuidadosamente y lo volvió a guardar. Había comprendido el poder de la oración.  

También Martin y sus compañeros comprendieron ese día lo que era la Pascua y pusieron en práctica su significado llevándole alegría a Damián y a su familia.

Daiana después de despedirse de Martin siguió su camino y una cuadra más adelante se acercó a una joven que estaba parada frente a una vidriera, pero la joven no la veía, y fue entonces que comprendió que su misión de ese día había terminado.

Regreso al cielo feliz a festejar la pascua con el resto de los angelitos y mirando a la tierra sonrió diciendo “Hasta la semana que viene”

Cuando llego al cielo corrió a su tallercito en la nube detrás de la colina y preparo su sorpresa para todos. Mientras los angelitos ensayaban las canciones que iban a cantar especialmente el Aleluya, Daiana decoro el jardín principal con unos carteles de colores. Uno decía: ¡Aleluya Jesús Resucito!  otro ¡Felices Pascuas! otro ¡Viva Jesús! luego puso en una canasta velitas de muchos colores para encender del gran cirio Pascual, una vela muy grande que se prende por primera vez la noche anterior a la pascua o la vigilia como se llama esa noche.

Por último, fue volando de nube en nube dejando un huevito de pascua decorado para cada angelito. Daiana feliz de haber podido derramar tanto amor preparando la pascua fue a su nube, se arregló poniéndose su mejor túnica, se peinó, sacudió sus alitas, y se sentó con el resto de los angelitos a festejar. A las diez en punto se escuchó un ruido y todos miraron hacia la colina a donde daba comienzo la sorpresa de Daiana para todos ¡Fuegos artificiales! Corazones, flores, estrellas de muchos colores, que se iban perdiendo entre las nubes mientras aparecía otro, y así termino la noche entre aplausos, abrazos, rizas y sobre todo mucho amor.

Despacito se fueron apagando los fuegos artificiales y los angelitos ya cansados de un día lleno de juegos y actividades bostezaban y de a uno se levantaban para irse a dormir. A la mañana siguiente fueron a buscar a Daiana y la abrazaban y felicitaban por el día tan inolvidable que les había regalado. De pronto todos comenzaron a reírse porque venían hacia ellos varios animalitos pintados de colores un perrito con una oreja azul y la otra verde y amarilla, un conejito salpicado de morado, un gatito mitad rosa y mitad celeste y se veían las pisadas de colores en las nubes.

“¡O no! Me olvide de cerrar la puerta del taller” dijo Daiana y todos la abrazaron y se reían viendo más y más animalitos llenos de brillitos y más y más pisadas de colores en las nubes.

Oh me olvidaba, el papelito arrugado de Damián dice: “Hijito mío te amo con todo el corazón, siempre estaré a tu lado, todo va a estar bien. Mamá” Pero no se lo cuentes a nadie porque es un secreto.



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