Damián salió
como todas las tardes al almacén de Don Alberto. Él le paga unos pesitos por
limpiar y barrer el lugar. Iba caminando por el barrio triste y cabizbajo,
pateando piedritas y jugando con un palito. Al pasar por la canchita vio unos
cuantos chicos jugando al futbol, otros cambiando figuritas y otros andando en
bicicleta haciendo carreras. Como le hubiera gustado poder quedarse y hacer
amigos, pero tenía que trabajar. Metió la mano en su bolsillo, saco un papelito
muy arrugado con la escritura borrosa, lo leyó sin esfuerzo, sabiendo de
memoria lo que decía de tanto leerlo y con un gran suspiro miro al cielo y lo volvió
a guardar.
Mientras tanto, en el cielo hay un gran revuelo, es un día muy especial,
en pocos minutos en el salón de reuniones, Papa Dios le asignara a cada
angelito como todas las semanas, su misión. Los angelitos entraron al salón
unos volando apurados, otros corriendo, en el apuro dos se chocaron y se le
enredaron sus coronitas, pero todos llegaron a tiempo y cada uno se sentó
cómodamente en una nubecita.
Sentados prestaban mucha atención mientras Papa Dios decía:
“Mis queridos angelitos, todos tendrán una misión y deberán llevarla a
cabo como siempre con mucho amor y esmero, usando su creatividad y si necesitan
ayuda no duden en pedirla, todo lo que necesitan para cumplirla lo pueden encontrar en el deposito.”
Un ángel, que vestía una Túnica
azul bordada con hilo de oro que brillaba como el sol, con un lápiz detrás de su
oreja y una gran lista entre sus manos se le acercó y le susurro algo al oído.
“Gracias” le dijo Papa Dios y continúo:
“antes de comenzar necesito un
voluntario para que se encargue del deposito.”
Un ángel de entre los mayores,
con su pelo blanco como la nieve, con anteojos pequeños en la punta de la nariz
y cachetes rojos como una manzana, levanto la mano.
“Gracias por ofrecerte Andrés” y Papa Dios le entrego la llave y una lista de lo que contenía
el depósito.
Luego Papa Dios pregunto:
“¿A quién le gustaría encargarse
de la navidad? “
Un angelito de mediana estatura,
con cara de muy responsable llamado Gabriel levanto la mano y tomándose el pedido
muy en serio dijo.
“Para mí sería un honor “.
Dios se le acerco lo abrazo y le
entrego un mapa y una brújula. Gabriel cuidadosamente los metió en su alforja y
volvió a su lugar.
Los angelitos estaban tan
entusiasmados que sus alitas no dejaban de moverse como queriendo ya volar a
cumplir su misión. Dios siguió repartiendo misiones.
“¿Quién se quiere encargar de la Asunción
de María?”
No había terminado de hablar
cuando un angelito de pelo ondulado rojo como el sol al atardecer y largo hasta
la cintura y con tantas pecas en su cara como estrellas hay en el cielo, saltaba
levantando la mano diciendo:
“yo, yo, yo”
Papa Dios se le acerco, la abrazo
diciéndole.
“Gracias Paulita”
y le entrego una caja de cristal que contenía
una hermosa Corona hecha con las flores más bellas del cielo. Paulita rápidamente
la puso adentro de su morral y voló a su nubecita.
“¿Quien quisiera encargarse del Adviento?”. Pregunto
Papa Dios.
Un angelito con su cabecita llena
de rizos y con anteojos redondos de color rosa, que se le resbalaban hacia la
punta de la nariz, se levantó y de manera muy ceremoniosa dijo.
“Yo Papa Dios, yo quisiera encargarme
del Adviento.”
Papa Dios se le acerco, la abrazo
diciendo,
“Gracias Daniela, sé qué harás un
trabajo maravilloso” y le entrego un megáfono, un calendario y 4 velas, y al
igual que los demás angelitos, Daniela puso todo a dentro de su mochila y
volvió a su lugar.
Y así siguió Papa Dios
repartiendo Misiones....... Epifanía, Sagrada Familia, etc. Hasta llegar a la
Pascua.
“¿Quién se anima a encargarse de
la Pascua?”
De pronto se oyo una gran conmoción,
murmullos y risas. Papa Dios miraba para todos lados tratando de descubrir cual
era la causa de la interrupción y hacia su derecha ve un angelito caído en
medio de dos nubes, cubierto de estrellas. Este angelito quería encargarse
tanto de la Pascua que cuando Papa Dios la ofreció se levantó de un salto tropezándose
con el balde lleno de estrellas que su compañerito Agustín tenía preparado para
iluminar la noche.
Sonriéndose Papa Dios le dijo
“mi pequeñita Daiana, parece que tienes muchas ganas de
encargarte de la pascua ¿verdad?”
Daiana, nuestro ángel especial, pequeñita
con su pelo negro lacio hasta la cintura y flequillo que casi casi le tapa los
ojos contesto sonriente, muy entusiasmada y dando saltitos.
“Si, me encantaría”
Papa Dios se le acerco, la abrazo
y le dijo
“Si tanto lo deseas puedes
encargarte de la Pascua” y le entrego una vela y un frasquito con agua. Daiana
con una felicidad que no cabía en ella y esbozando una gran sonrisa con mucho
cuidado los puso adentro de su bolsito.
Cuando Papa Dios termino de
repartir las tareas, los angelitos fueron a desayunar y a prepararse para
comenzar su misión.
Daiana, tomando dos galletitas de
chocolate y una botellita de leche, se fue a caminar pensativa entre las nubes
de colores hasta que llego al jardín de rosas. Haciéndose lugar entre dos
rosales se sentó a meditar sobre el significado de la Pascua, porque sabía que debía
prepararse bien para poder hacer un buen trabajo. Pensaba en todo lo que había
visto que había sucedió durante la Pascua, ya que los angelitos ven todo lo que
pasa en la tierra.
Le venían a la mente las cosas hermosas
que Jesús, había enseñado y hecho en el tiempo que estuvo en la tierra.
Milagros, curaciones, enseñanzas, y como había tenido que sufrir y morir para
salvar a los hombres y darle una nueva vida y como lo hizo todo con tanto amor.
Recordó que en la biblioteca
celestial había un libro especial que hablaba sobre la Pascua. Se levanto de un
salto y se dirigió hasta allí. En el centro del salón principal sobre una mesa
muy bien arreglada con un mantel blanco con encaje un hermoso florero y dos
candelabros dorados, se encontraba como esperándola un imponente libro casi tan
grande como ella, con tapa de terciopelo rojo y sobre la tapa escrito en letras
doradas la palabra “Biblia”. Lo abrió y comenzó a leer y leer hasta que estaba
satisfecha de saber todo sobre la Pascua. Al terminar lo cerro de golpe y
volaron estrellitas pequeñitas por todas partes. Se sacudió el polvito de
estrellas y corrió hasta el depósito.
Se le acababa de ocurrir algo
para festejar la Pascua en el Cielo. Tomo una caja y caminando entre los
pasillos del depósito comenzó a meter en ella todo lo que necesitaba - Esto me
sirve - decía, - esto no, muy grande, muy pequeño, esto esta perfecto - Se subió
a una escalera, se metió debajo de una mesa, abrió 2 cajones y….
“! listo!” dijo. Cuando fue a levantar la caja se dio
cuenta que estaba bastante pesada así que corrió hasta su nube y trajo su
vagoncito rojo para poder llevarla. Acerco el vagoncito con la caja hasta el
escritorio de Andrés, el encargado del depósito, firmo un papelito y se fue
jalando su vagoncito hasta la nube al otro lado de la colina para que nadie
viera lo que hacía y así fuera sorpresa.
A la mañana siguiente se levantó
tempranito y después de saludar al sol y hacer sus oraciones, empezó a trabajar
en su proyecto sorpresa. Desde lejos los angelitos veían extrañados que desde
atrás de la colina de repente se veía rojo, luego verde, amarillo, violeta y así
sucesivamente iba cambiando de colores. Un angelito muy curioso no aguanto más
y corriendo hacia la colina fue hasta donde estaba Daiana. Toco la campanita de
la puerta, espero un ratito y toda llena de pintura, en el pelo un poquito de
azul en la nariz y hasta en las alitas salió Daiana y asegurándose que no había
más angelitos alrededor lo dejo pasar y le conto lo que estaba haciendo, pero
le pidió que guardara el secreto. El angelito curioso muy entusiasmado le prometió
que no le diría a nadie y cuando estaba a punto de salir se miró en un espejo y
se dio cuenta que el también tenía pintura por todas partes y riéndose se fue.
Al día siguiente, domingo de
pascua, con su vela encendida y su frasquito de agua Daiana voló a la tierra para
comenzar su misión, porque antes de festejar en el cielo todos tenían que
cumplir su misión de esa semana en la tierra. Comenzó a encender una llamita de
amor en el corazón de las personas que veía tristes o enojadas que se le iban cruzando
en su camino.
Iba despacito un ratito volando
un ratito caminando, iluminando corazones cuando de pronto se tropezó con
Martin, un joven que venía caminando muy rápido concentrado en su celular.
“discúlpame” le dijo Martin “no
te vi”
Daiana sorprendida que pudiera verla le
pregunto:
“¿Es que podés verme?”
“! por supuesto! “ le contesto “ ¿y porque no habría de verte? “
Daiana entre sorprendida y
avergonzada le contesto
“O no, es que como te tropezaste
pensé que……bueno, ¿sabes que es peligroso ir caminando, mirando el celular no? “
“Si, lo sé, es que mis amigos me
estaban invitando a salir esta tarde para festejar la Pascua, pero no quieren
invitar a Damián, un chico que se mudó al barrio hace unas semanas. “
“¿Porque no lo quieren invitar?” pregunto
Daiana
“porque es medio raro, es muy
callado, se viste re anticuado, usa unos anteojos anticuados redondos negros que
lo hacen parecerse al profesor de química y nunca se ríe.”
Daiana le pregunto “Y tu ¿ has
intentado acercarte a él, hablar y conocerlo, o por lo menos saber porque es
tan callado?”
Pensativo el joven le contesto
“no, que se yo, un poco me da vergüenza y no se…. no quiero que los otros
chicos se rían de mí y me burlen por acercarme a él.
“Pero ¡para!” le contesto Daiana “¿No
me dijiste que se iban hoy a “festejar la Pascua? “
“y… ¡Si!” Le contesto Martin “¿y?”
“Pues… no sé,” le contesto Daiana
“¿qué es la Pascua para vos?, ¿qué
es lo que van a festejar hoy?”
Martin la miro extrañado, preguntándose
quien era ella y porque le hacia esa pregunta, porque se metía en sus cosas si
ni lo conocía, pero a su vez sentía un calorcito en su corazón y percibía tanto
amor y dulzura que no le importo que le siguiera preguntando y después de
pensar un ratito le contesto:
“la verdad, que no estoy muy
seguro, nosotros nos juntamos porque es como un feriado, nos regalan huevitos
de chocolate, comemos roscas de Pascua, mucha gente se va de vacaciones y… ¡qué
se yo!, siempre lo hacemos.”
Daiana, le explico como Dios mando
a Jesús, su hijo único, al mundo para salvarlo y con todo su amor dio su vida
por los hombres y venciendo la muerte les dio la vida. Y sin que Martin se
diera cuenta, tomo su velita, la soplo encendiéndole el corazón. La cara de
Martin se iba iluminando a medida que Daiana le hablaba sobre la Pascua y el
amor de Jesús. De pronto saco el celular de su bolsillo y comenzó a mandarle
mensajes a sus compañeros diciéndoles que, si querían que el fuera a festejar
con ellos tenían que invitar a Damián y agrego que primero pasarían por el a su
casa y le llevarían una rosca de Pascua de regalo a la familia. Al ratito, comenzaron
a llegar las respuestas al celular, los amigos habían aceptado.
A las cuatro de la tarde todos se
encontraron en frente de la casa de Damián. Damián al verlos llegar se sorprendió
y emociono muchísimo, Diosito había escuchado su oración en la que le pedía
poder hacer amigos. Saco el papelito arrugado de su bolsillo, lo leyó, lo doblo
cuidadosamente y lo volvió a guardar. Había comprendido el poder de la oración.
También Martin y sus compañeros comprendieron
ese día lo que era la Pascua y pusieron en práctica su significado llevándole alegría
a Damián y a su familia.
Daiana después de despedirse de
Martin siguió su camino y una cuadra más adelante se acercó a una joven que
estaba parada frente a una vidriera, pero la joven no la veía, y fue entonces
que comprendió que su misión de ese día había terminado.
Regreso al cielo feliz a festejar
la pascua con el resto de los angelitos y mirando a la tierra sonrió diciendo
“Hasta la semana que viene”
Cuando llego al cielo corrió a su
tallercito en la nube detrás de la colina y preparo su sorpresa para todos. Mientras
los angelitos ensayaban las canciones que iban a cantar especialmente el
Aleluya, Daiana decoro el jardín principal con unos carteles de colores. Uno
decía: ¡Aleluya Jesús Resucito! otro ¡Felices
Pascuas! otro ¡Viva Jesús! luego puso en una canasta velitas de muchos colores
para encender del gran cirio Pascual, una vela muy grande que se prende por
primera vez la noche anterior a la pascua o la vigilia como se llama esa noche.
Por último, fue volando de nube
en nube dejando un huevito de pascua decorado para cada angelito. Daiana feliz
de haber podido derramar tanto amor preparando la pascua fue a su nube, se arregló
poniéndose su mejor túnica, se peinó, sacudió sus alitas, y se sentó con el
resto de los angelitos a festejar. A las diez en punto se escuchó un ruido y
todos miraron hacia la colina a donde daba comienzo la sorpresa de Daiana para
todos ¡Fuegos artificiales! Corazones, flores, estrellas de muchos colores, que
se iban perdiendo entre las nubes mientras aparecía otro, y así termino la
noche entre aplausos, abrazos, rizas y sobre todo mucho amor.
Despacito se fueron apagando los
fuegos artificiales y los angelitos ya cansados de un día lleno de juegos y
actividades bostezaban y de a uno se levantaban para irse a dormir. A la mañana
siguiente fueron a buscar a Daiana y la abrazaban y felicitaban por el día tan inolvidable
que les había regalado. De pronto todos comenzaron a reírse porque venían hacia
ellos varios animalitos pintados de colores un perrito con una oreja azul y la
otra verde y amarilla, un conejito salpicado de morado, un gatito mitad rosa y
mitad celeste y se veían las pisadas de colores en las nubes.
“¡O no! Me olvide de cerrar la
puerta del taller” dijo Daiana y todos la abrazaron y se reían viendo más y más
animalitos llenos de brillitos y más y más pisadas de colores en las nubes.
Oh me olvidaba, el papelito
arrugado de Damián dice: “Hijito mío te
amo con todo el corazón, siempre estaré a tu lado, todo va a estar bien. Mamá”
Pero no se lo cuentes a nadie porque es un secreto.