viernes, 1 de mayo de 2020

En el cielo ¡no podías faltar!


Dios te creo personalmente y te hizo preciosa y única. Sabemos que el cielo es nuestro lugar definitivo para toda la eternidad y vos ¡no podías faltar! Dios te creo, te eligió, y te dio el potencial para cambiar el mundo alrededor tuyo, una persona a la vez y cuantas tocaste profundamente. 

Hoy el cielo está de fiesta, cumples un año más desde que Dios te creo. Te has convertido en un ángel bello y hermoso. Nos llenaste la vida de alegría, orgullo y felicidad y lo sigues haciendo en y desde ahí. Ahora tu misión es distinta, nos estas cuidando a nosotros (hemos sentido tu presencia) y estas cuidando a muchas personas que necesitan de tu ayuda y protección, como el ángel que eres.  

Dios te ha dado una bendición especial para que tus alas te lleven a donde te necesiten. Sabemos que tu tiempo en la tierra fue dichoso y que ahora nos estás trayendo dicha a nosotros y a otras personas, guiando nuestro camino y el camino de otros como nuestro ángel muy especial.  

El recuerdo de tu sonrisa nos eleva el alma. Saber que fuiste feliz acá en la tierra, alegra nuestra alma. Sabemos que ahora iluminas el cielo con la melodía de tu sonrisa y con la alegría de tu ser. Sonríe siempre y lleva luz a cada rincón que se encuentre a oscuras. Sonríe e ilumina todo el firmamento. ¡Te amamos!


miércoles, 29 de abril de 2020

Daiana, el angelito de la Pascua


Damián salió como todas las tardes al almacén de Don Alberto. Él le paga unos pesitos por limpiar y barrer el lugar. Iba caminando por el barrio triste y cabizbajo, pateando piedritas y jugando con un palito. Al pasar por la canchita vio unos cuantos chicos jugando al futbol, otros cambiando figuritas y otros andando en bicicleta haciendo carreras. Como le hubiera gustado poder quedarse y hacer amigos, pero tenía que trabajar. Metió la mano en su bolsillo, saco un papelito muy arrugado con la escritura borrosa, lo leyó sin esfuerzo, sabiendo de memoria lo que decía de tanto leerlo y con un gran suspiro miro al cielo y lo volvió a guardar.   

Mientras tanto, en el cielo hay un gran revuelo, es un día muy especial, en pocos minutos en el salón de reuniones, Papa Dios le asignara a cada angelito como todas las semanas, su misión. Los angelitos entraron al salón unos volando apurados, otros corriendo, en el apuro dos se chocaron y se le enredaron sus coronitas, pero todos llegaron a tiempo y cada uno se sentó cómodamente en una nubecita.

Sentados prestaban mucha atención mientras Papa Dios decía:

“Mis queridos angelitos, todos tendrán una misión y deberán llevarla a cabo como siempre con mucho amor y esmero, usando su creatividad y si necesitan ayuda no duden en pedirla, todo lo que necesitan para cumplirla lo pueden encontrar en el deposito.”

Un ángel, que vestía una Túnica azul bordada con hilo de oro que brillaba como el sol, con un lápiz detrás de su oreja y una gran lista entre sus manos se le acercó y le susurro algo al oído.

“Gracias” le dijo Papa Dios y continúo:

“antes de comenzar necesito un voluntario para que se encargue del deposito.”

Un ángel de entre los mayores, con su pelo blanco como la nieve, con anteojos pequeños en la punta de la nariz y cachetes rojos como una manzana, levanto la mano.

 “Gracias por ofrecerte Andrésy Papa Dios le entrego la llave y una lista de lo que contenía el depósito.

Luego Papa Dios pregunto:

“¿A quién le gustaría encargarse de la navidad? “

Un angelito de mediana estatura, con cara de muy responsable llamado Gabriel levanto la mano y tomándose el pedido muy en serio dijo.

“Para mí sería un honor “.

Dios se le acerco lo abrazo y le entrego un mapa y una brújula. Gabriel cuidadosamente los metió en su alforja y volvió a su lugar.

Los angelitos estaban tan entusiasmados que sus alitas no dejaban de moverse como queriendo ya volar a cumplir su misión. Dios siguió repartiendo misiones.

“¿Quién se quiere encargar de la Asunción de María?”

No había terminado de hablar cuando un angelito de pelo ondulado rojo como el sol al atardecer y largo hasta la cintura y con tantas pecas en su cara como estrellas hay en el cielo, saltaba levantando la mano diciendo:

“yo, yo, yo”

Papa Dios se le acerco, la abrazo diciéndole.

“Gracias Paulita”

 y le entrego una caja de cristal que contenía una hermosa Corona hecha con las flores más bellas del cielo. Paulita rápidamente la puso adentro de su morral y voló a su nubecita.

 “¿Quien quisiera encargarse del Adviento?”. Pregunto Papa Dios.

Un angelito con su cabecita llena de rizos y con anteojos redondos de color rosa, que se le resbalaban hacia la punta de la nariz, se levantó y de manera muy ceremoniosa dijo.

“Yo Papa Dios, yo quisiera encargarme del Adviento.”

Papa Dios se le acerco, la abrazo diciendo,

“Gracias Daniela, sé qué harás un trabajo maravilloso” y le entrego un megáfono, un calendario y 4 velas, y al igual que los demás angelitos, Daniela puso todo a dentro de su mochila y volvió a su lugar.

Y así siguió Papa Dios repartiendo Misiones....... Epifanía, Sagrada Familia, etc. Hasta llegar a la Pascua.

“¿Quién se anima a encargarse de la Pascua?”

De pronto se oyo una gran conmoción, murmullos y risas. Papa Dios miraba para todos lados tratando de descubrir cual era la causa de la interrupción y hacia su derecha ve un angelito caído en medio de dos nubes, cubierto de estrellas. Este angelito quería encargarse tanto de la Pascua que cuando Papa Dios la ofreció se levantó de un salto tropezándose con el balde lleno de estrellas que su compañerito Agustín tenía preparado para iluminar la noche.


Sonriéndose Papa Dios le dijo

“mi pequeñita Daiana, parece que tienes muchas ganas de encargarte de la pascua ¿verdad?”

Daiana, nuestro ángel especial, pequeñita con su pelo negro lacio hasta la cintura y flequillo que casi casi le tapa los ojos contesto sonriente, muy entusiasmada y dando saltitos.

“Si, me encantaría”

Papa Dios se le acerco, la abrazo y le dijo

“Si tanto lo deseas puedes encargarte de la Pascua” y le entrego una vela y un frasquito con agua. Daiana con una felicidad que no cabía en ella y esbozando una gran sonrisa con mucho cuidado los puso adentro de su bolsito.

Cuando Papa Dios termino de repartir las tareas, los angelitos fueron a desayunar y a prepararse para comenzar su misión.

Daiana, tomando dos galletitas de chocolate y una botellita de leche, se fue a caminar pensativa entre las nubes de colores hasta que llego al jardín de rosas. Haciéndose lugar entre dos rosales se sentó a meditar sobre el significado de la Pascua, porque sabía que debía prepararse bien para poder hacer un buen trabajo. Pensaba en todo lo que había visto que había sucedió durante la Pascua, ya que los angelitos ven todo lo que pasa en la tierra.

Le venían a la mente las cosas hermosas que Jesús, había enseñado y hecho en el tiempo que estuvo en la tierra. Milagros, curaciones, enseñanzas, y como había tenido que sufrir y morir para salvar a los hombres y darle una nueva vida y como lo hizo todo con tanto amor.

Recordó que en la biblioteca celestial había un libro especial que hablaba sobre la Pascua. Se levanto de un salto y se dirigió hasta allí. En el centro del salón principal sobre una mesa muy bien arreglada con un mantel blanco con encaje un hermoso florero y dos candelabros dorados, se encontraba como esperándola un imponente libro casi tan grande como ella, con tapa de terciopelo rojo y sobre la tapa escrito en letras doradas la palabra “Biblia”. Lo abrió y comenzó a leer y leer hasta que estaba satisfecha de saber todo sobre la Pascua. Al terminar lo cerro de golpe y volaron estrellitas pequeñitas por todas partes. Se sacudió el polvito de estrellas y corrió hasta el depósito.

Se le acababa de ocurrir algo para festejar la Pascua en el Cielo. Tomo una caja y caminando entre los pasillos del depósito comenzó a meter en ella todo lo que necesitaba - Esto me sirve - decía, - esto no, muy grande, muy pequeño, esto esta perfecto - Se subió a una escalera, se metió debajo de una mesa, abrió 2 cajones y….

“! listo!”  dijo. Cuando fue a levantar la caja se dio cuenta que estaba bastante pesada así que corrió hasta su nube y trajo su vagoncito rojo para poder llevarla. Acerco el vagoncito con la caja hasta el escritorio de Andrés, el encargado del depósito, firmo un papelito y se fue jalando su vagoncito hasta la nube al otro lado de la colina para que nadie viera lo que hacía y así fuera sorpresa.          

A la mañana siguiente se levantó tempranito y después de saludar al sol y hacer sus oraciones, empezó a trabajar en su proyecto sorpresa. Desde lejos los angelitos veían extrañados que desde atrás de la colina de repente se veía rojo, luego verde, amarillo, violeta y así sucesivamente iba cambiando de colores. Un angelito muy curioso no aguanto más y corriendo hacia la colina fue hasta donde estaba Daiana. Toco la campanita de la puerta, espero un ratito y toda llena de pintura, en el pelo un poquito de azul en la nariz y hasta en las alitas salió Daiana y asegurándose que no había más angelitos alrededor lo dejo pasar y le conto lo que estaba haciendo, pero le pidió que guardara el secreto. El angelito curioso muy entusiasmado le prometió que no le diría a nadie y cuando estaba a punto de salir se miró en un espejo y se dio cuenta que el también tenía pintura por todas partes y riéndose se fue.

Al día siguiente, domingo de pascua, con su vela encendida y su frasquito de agua Daiana voló a la tierra para comenzar su misión, porque antes de festejar en el cielo todos tenían que cumplir su misión de esa semana en la tierra. Comenzó a encender una llamita de amor en el corazón de las personas que veía tristes o enojadas que se le iban cruzando en su camino.     

Iba despacito un ratito volando un ratito caminando, iluminando corazones cuando de pronto se tropezó con Martin, un joven que venía caminando muy rápido concentrado en su celular.

“discúlpame” le dijo Martin “no te vi”

 Daiana sorprendida que pudiera verla le pregunto:

“¿Es que podés verme?”

“! por supuesto! “ le contesto  “ ¿y porque no habría de verte? “

Daiana entre sorprendida y avergonzada le contesto

“O no, es que como te tropezaste pensé que……bueno, ¿sabes que es peligroso ir caminando, mirando el celular no? “

“Si, lo sé, es que mis amigos me estaban invitando a salir esta tarde para festejar la Pascua, pero no quieren invitar a Damián, un chico que se mudó al barrio hace unas semanas. “

“¿Porque no lo quieren invitar?” pregunto Daiana

“porque es medio raro, es muy callado, se viste re anticuado, usa unos anteojos anticuados redondos negros que lo hacen parecerse al profesor de química y nunca se ríe.”

Daiana le pregunto “Y tu ¿ has intentado acercarte a él, hablar y conocerlo, o por lo menos saber porque es tan callado?”

Pensativo el joven le contesto “no, que se yo, un poco me da vergüenza y no se…. no quiero que los otros chicos se rían de mí y me burlen por acercarme a él.

“Pero ¡para!” le contesto Daiana “¿No me dijiste que se iban hoy a “festejar la Pascua? “

“y… ¡Si!”  Le contesto Martin “¿y?”

“Pues… no sé,” le contesto Daiana

“¿qué es la Pascua para vos?, ¿qué es lo que van a festejar hoy?”

Martin la miro extrañado, preguntándose quien era ella y porque le hacia esa pregunta, porque se metía en sus cosas si ni lo conocía, pero a su vez sentía un calorcito en su corazón y percibía tanto amor y dulzura que no le importo que le siguiera preguntando y después de pensar un ratito le contesto:

“la verdad, que no estoy muy seguro, nosotros nos juntamos porque es como un feriado, nos regalan huevitos de chocolate, comemos roscas de Pascua, mucha gente se va de vacaciones y… ¡qué se yo!, siempre lo hacemos.”

Daiana, le explico como Dios mando a Jesús, su hijo único, al mundo para salvarlo y con todo su amor dio su vida por los hombres y venciendo la muerte les dio la vida. Y sin que Martin se diera cuenta, tomo su velita, la soplo encendiéndole el corazón. La cara de Martin se iba iluminando a medida que Daiana le hablaba sobre la Pascua y el amor de Jesús. De pronto saco el celular de su bolsillo y comenzó a mandarle mensajes a sus compañeros diciéndoles que, si querían que el fuera a festejar con ellos tenían que invitar a Damián y agrego que primero pasarían por el a su casa y le llevarían una rosca de Pascua de regalo a la familia. Al ratito, comenzaron a llegar las respuestas al celular, los amigos habían aceptado.

A las cuatro de la tarde todos se encontraron en frente de la casa de Damián. Damián al verlos llegar se sorprendió y emociono muchísimo, Diosito había escuchado su oración en la que le pedía poder hacer amigos. Saco el papelito arrugado de su bolsillo, lo leyó, lo doblo cuidadosamente y lo volvió a guardar. Había comprendido el poder de la oración.  

También Martin y sus compañeros comprendieron ese día lo que era la Pascua y pusieron en práctica su significado llevándole alegría a Damián y a su familia.

Daiana después de despedirse de Martin siguió su camino y una cuadra más adelante se acercó a una joven que estaba parada frente a una vidriera, pero la joven no la veía, y fue entonces que comprendió que su misión de ese día había terminado.

Regreso al cielo feliz a festejar la pascua con el resto de los angelitos y mirando a la tierra sonrió diciendo “Hasta la semana que viene”

Cuando llego al cielo corrió a su tallercito en la nube detrás de la colina y preparo su sorpresa para todos. Mientras los angelitos ensayaban las canciones que iban a cantar especialmente el Aleluya, Daiana decoro el jardín principal con unos carteles de colores. Uno decía: ¡Aleluya Jesús Resucito!  otro ¡Felices Pascuas! otro ¡Viva Jesús! luego puso en una canasta velitas de muchos colores para encender del gran cirio Pascual, una vela muy grande que se prende por primera vez la noche anterior a la pascua o la vigilia como se llama esa noche.

Por último, fue volando de nube en nube dejando un huevito de pascua decorado para cada angelito. Daiana feliz de haber podido derramar tanto amor preparando la pascua fue a su nube, se arregló poniéndose su mejor túnica, se peinó, sacudió sus alitas, y se sentó con el resto de los angelitos a festejar. A las diez en punto se escuchó un ruido y todos miraron hacia la colina a donde daba comienzo la sorpresa de Daiana para todos ¡Fuegos artificiales! Corazones, flores, estrellas de muchos colores, que se iban perdiendo entre las nubes mientras aparecía otro, y así termino la noche entre aplausos, abrazos, rizas y sobre todo mucho amor.

Despacito se fueron apagando los fuegos artificiales y los angelitos ya cansados de un día lleno de juegos y actividades bostezaban y de a uno se levantaban para irse a dormir. A la mañana siguiente fueron a buscar a Daiana y la abrazaban y felicitaban por el día tan inolvidable que les había regalado. De pronto todos comenzaron a reírse porque venían hacia ellos varios animalitos pintados de colores un perrito con una oreja azul y la otra verde y amarilla, un conejito salpicado de morado, un gatito mitad rosa y mitad celeste y se veían las pisadas de colores en las nubes.

“¡O no! Me olvide de cerrar la puerta del taller” dijo Daiana y todos la abrazaron y se reían viendo más y más animalitos llenos de brillitos y más y más pisadas de colores en las nubes.

Oh me olvidaba, el papelito arrugado de Damián dice: “Hijito mío te amo con todo el corazón, siempre estaré a tu lado, todo va a estar bien. Mamá” Pero no se lo cuentes a nadie porque es un secreto.



viernes, 3 de abril de 2020

Dai,mi Pequeño Angelito y su primera misión



El despertador sonó como todos los sábados a las seis de la mañana, pero a Doña María ya la había despertado el ruido de la lluvia en el techo de chapa. Sin perder tiempo salió de la cama y se preparó para ir al mercado para comprar todo lo que necesitaba para preparar el almuerzo para unas treinta personas.

Doña María ha estado a cargo del comedor comunitario de la Iglesia ya hace quince años, pero entradita en edad necesita ayuda, ¡y es tan difícil conseguir ayuda en estos días! Lo que no sabía doña María es que Dios ya había escuchado sus oraciones y tenía un plan.

En el cielo hay miles de ángeles que ayudan a Dios, hay guías, mensajeros, guardianes, acompañantes y cuando no están ocupados en la tierra, se dedican a cantar, rezar, alabar, a Dios y muchas otras cosas celestiales. 

Para ayudar a Doña María Dios eligió a Daiana, ella es pequeñita en estatura, por eso muchos la llaman peque, pero grande en amor, sonrisa y entusiasmo. Vive con otros angelitos en una nube de colores rodeada de jardines donde hay conejitos, ardillitas, pajaritos volando de árbol en árbol llenando el lugar con su música, en fin ¡Un paraíso!

De día, Daiana es muy activa, con la ayuda de otros angelitos pinta las flores recién nacidas en el Jardín de hermosos y brillantes colores, y también le gusta mucho pintar arcoíris. Cuando no está pintando está bailando, jugando con los animalitos, o simplemente haciendo reír al resto de los Angelitos con sus ocurrencias. Todas las mañanas, se para de puntitas en la orilla de una nube y le tira besitos al sol el cual a su vez le contesta iluminándola con sus rayos.

De noche se acuesta bocarriba en una nube bien acolchonada a contemplar las estrellas y si alguna no brilla mucho va volando de nube en nube hasta que se le acerca y con su pincel le pone brillitos y antes de irse a dormir, después de decir sus oraciones ¡o si! por que los angelitos también rezan y lo hacen de una manera muy particular primero agradecen a Papa Dios por haberlos creado y por todo lo que tienen y disfrutan, luego cada uno toma de una bolsita que tienen atada a los cordoncitos de su alba, un puñadito de semillitas muy especiales que solo se dan en el cielo y cuando caen en tierra fértil dan frutos de amor, fe, esperanza, alegría, bondad, y muchas cosas buenas más, y tiran ese puñadito hacia la tierra esperando que den mucho fruto, al terminar todos en coro a voces le regalan un hermoso canto a la Virgen María y cuando terminan, se abrazan todos dándose la paz y se van a dormir.

Pues bien, como iba diciendo, Daiana al terminar sus oraciones, escribe algo en su cuadernito que, de tanto usarlo ya tiene hojas sueltas la cinta que lo rodea ya está arrugadita y la tapa un poco desteñida.
 “Hoy algunos de nosotros fuimos de paseo a la tierra y ¿saben? así como hay ángeles en el cielo, también hay ángeles en la tierra, los de la tierra son las mamás, ellas se desvelan por sus hijos, si están tristes los consuelan, si están asustados, los protegen, los acompañan, se alegran, y sonríen con ellos, capaces de dar la vida y olvidarse de ellas mismas. Son la gran obra de Papa Dios. Hoy estuve con una mamá que es muy especial para mí, ha robado mi corazón. Ella estaba un poco triste porque tiene una gran pena en su alma, pero para mí es muy especial así que la abrace con mis alas y en ese momento sonrió. Nunca dejare de abrazarla.”

Daiana cerro su cuadernito y se durmió.

Al otro día, se levantó tempranito y después de lavarse la carita se fue a investigar una nube nueva que descubrió el día anterior.

Como todas las semanas, papa Dios le pidió a todos sus ángeles, grandes y pequeños que se presentaran en el salón de reuniones número cuatro, que está en la nube detrás del arroyo, para encomendarles su misión. Nicolas, el ángel encargado de las reuniones, se paró en la puerta a pasar lista. Faltando, solo cinco minutos para que diera comienzo la asamblea le faltaba un Angelito,

“¿Dónde se habrá metido esta vez?” se preguntó rascándose la barbilla y mirando su reloj por tercera vez.

Levanto la mirada y a lo lejos vio a Daiana saltando de nube en nube batiendo sus alitas.

“Lo siento Nico” dijo Diana con esa enorme sonrisa que la caracteriza, “no me di cuenta de la hora”

“No te preocupes peque” le dijo Nicolas guiñándole el ojo, “pasa rápido que ya está por empezar “.

Daiana rápidamente buscó su lugar y se sentó con un gran suspiro de satisfacción. Inmediatamente entró Papa Dios con su rostro iluminado, sonriente, lleno de dulzura dándoles la bienvenida:

“Buenos días mis angelitos,”

“Buenos días” - contestaron todos a coro.

“Cuando llegué, me llamo mucho la atención el jardín, los colores de las flores van perfectos con cada diseño, la música es muy dulce y la manera que han decorado este lugar es muy acogedor.
¡Quiero felicitarlos una vez más por poner sus talentos al servicio de todos y mantener el cielo tan hermoso! “

Papa Dios continuó “Hoy, es ese día especial de la semana que dedico para darles una misión a cada uno. Algunos de ustedes realizaran su misión acá en el Cielo y a otros le tocara realizarla en la tierra.”

Se escucho un murmullo de alegría entre los ángeles y se miraban unos a otros preguntándose donde le tocaría a cada uno. El corazoncito a Daiana se le quería salir del pecho del entusiasmo y suspenso.
 “Mis queridos angelitos,” continuó Papa Dios, “voy a ir llamando a uno por uno y podremos hablar un poquito personalmente y al finalizar la conversación le doy su misión.”

Y así comenzó Papa Dios a llamar: “Amy… Alejandro…. Britney… “
Los angelitos al terminar de hablar con Papa Dios salían unos saltando, otros aplaudiendo, otros haciendo piruetas, en fin, todos felices con su misión

“Bernardo…. David…. Daiana…Daiana…DAIANA!!!! “

Daiana estaba tan absorta en su pensamiento imaginando las miles de misiones que le gustaría que Papa Dios le encomendara, que no escuchó cuando fue llamada, hasta que su compañero le tiro del ala. De un salto y unas aleteadas estuvo paradita delante de Dios.

Papa Dios la miro con ternura y le señalo la tierra y particularmente una ciudad muy movida, con muchísima gente caminando apurada y no se veían muchas sonrisas. Daiana entusiasmada le dijo

“¿quieres que vaya y la pinte de colores?”

“No mi peque “le contesto Papa Dios

Daiana frunció la nariz y el corazón le latía rápido preguntándose “¿será que …? No, no puede ser ¿y si sí? ¡dale, Papa Dios dime que no aguanto el suspenso!”

Papa Dios viendo la impaciencia de Daiana le susurro en secreto…y por un tiempito le estuvo hablando al oído muy bajito encomendándole su misión.

Mientras Papa Dios le iba hablando, el corazoncito de la peque latía tan rápido que pensaba se le iba a escapar de su cuerpito celestial. Sus ojitos brillaban y su cara se iluminaba como una estrella de la emoción. Hay que escuchar y prestar mucha atención para descubrir lo que Dios quiere de nosotros ya que su plan es siempre un misterio.   

Daiana estaba tan feliz con su misión que comenzó a saltar y agitar sus alitas y no paraba de decir
“gracias, gracias, gracias, te quiero mucho” abrazando a Papa Dios una y otra vez.

Papa Dios le devolvió el abrazo diciéndole

“yo también te quiero mucho mi peque,” dándole un beso en la frente.  

Daiana se fue corriendo para prepararse para su misión.

Cuando el primer rayito de sol acaricio su carita abrió los ojitos, sacudió sus alitas y sin perder tiempo, voló a la tierra. Era un caluroso y húmedo día de verano, los parques estaban llenos de niños. Unos jugando en las fuentes de agua, otros andando en bicicleta, patinando o en skates. Sentadas en los bancos cerca del arenero, estaban las mamas enfrascadas en conversaciones sobre sus hijos o pasándose recetas de galletitas y bizcochuelos unas a otra. Cerca de la canchita había algunos papas con sus hijos, unos jugando al futbol y otros remontando barriletes. En la esquina de la plaza en frente de la heladería había abuelitos comiendo helado y no faltaban los perros ladrando y correteando a las palomas felices de estar afuera al aire libre.

A Daiana le causaba mucha gracia cuando los perritos la veían y se le acercaban queriendo jugar, y sus amos, como no la podían ver, los miraban extrañados sin entender lo que pasaba. También los bebes desde sus cochecitos le sonreían y las mamás que tampoco la podían ver se preguntaban por qué reían. 

Lo primero que hizo Daiana cuando llegó fue ir a visitar a la mamá que le había robado su corazón. Que hermosa es, tiene su pelo largo con rizos que bailan orgullosos de un lado para el otro, sus ojos cambian de color como las hojas de los árboles en el otoño, y cuando te acercas a ella huele a galletitas de vainilla. Daiana la abrazo, con sus alitas y la mamá se sonrió como si la sintiera. Cantando una canción, abrió la alacena y saco los ingredientes para hacer un rico bizcochuelo de dulce de leche.

Nuestro pequeño angelito se hubiera quedado ahí toda la tarde, pero tenía que cumplir su misión que era muy importante. Cuando se estaba por ir, el perro y los dos gatitos de la casa se le acercaron y le jugaban ¡también la podían ver!, ella los acaricio y se fue.
Al día siguiente Daiana volvió a la tierra y salió a caminar dirigiéndose a la plaza del barrio. Cuando llegó vio a un grupo de jóvenes, reunidos. Entre ellos estaba Marcos, un joven muy misterioso, callado. Siempre llega tarde y se va antes que todos los demás sin decir a donde va o porque se va. Su mirada es triste, lejana y misteriosa. Vestía un vaquero azul gastado por el uso, una remera verde con rayas blancas y una gorra negra con visera amarilla que cubría un pelo largo y descuidado. En su bolsillo trasero llevaba una cajita de madera larga de color rojo desteñido y las veces que le preguntaron que llevaba adentro cambiaba la conversación.  

Daiana se acercó a aquel grupo preguntándose si la podrían ver y como entablar conversación. Una de las chicas, morochita de mediana estatura, carita redonda y nariz respingada, luciendo una trenza tejida, una remera rosa fucsia y zapatillas haciendo juego, la miro y sonrió.

Daiana, se alegró de que para su misión la gente la podía ver, pero no sus alas y tomando la iniciativa, le dijo:

“Hola, me llamo Daiana, soy nueva en el barrio y estoy buscando una librería para comprar útiles para el cole, ¿me puedes decir dónde hay una?”

“Yo me llamo Ashley” le dijo la chica dándole la dirección y le pregunto:

“¿de dónde vienes?”

Daiana se vio en un predicamento porque no podía mentir y tampoco le podía decir que es un ángel.

“Bueno…yo…este…. en realidad…”

Y en ese momento por esas cosas de Papa Dios, que está pendiente de su pequeñita, se levantó un vientito un poco fuerte capaz de volarle las gorras a los chicos y despeinar a las chicas, suficiente para que la pregunta hecha cayera en el olvido.
Inmediatamente Marcos, el chico misterioso, saludó al grupo y se fue sin dar explicación. Daiana muy atenta a su misión pregunto:

“¿a dónde se fue?”

“¿quién, Marcos?” le pregunto Ashley

“Si” contesto Daiana, lo vi triste.

“no sabemos, siempre se va así.”

 Daiana le pregunto con mucha dulzura:
“¿nunca le han preguntado qué le pasa o a dónde va?”

“no, contesto Ashley” y se quedó pensativa, y agarrando a otra chica del brazo salió corriendo.
Daiana sonrió porque su plan estaba funcionando.

El lunes Daiana volvió a la tierra, esta vez fue a la escuela. Cuando Ashley la vio se le acercó y le comento:

“el sábado seguimos a Marcos y lo vimos entrar al comedor de la Iglesia, no dejamos que nos viera, pero nos sentimos mal y no sabemos qué hacer.

“Los comedores siempre necesitan ayuda, le dijo Daiana. Tengo una idea ¿porque no van y hablan con la cocinera, Doña María y se ofrecen para ayudar los sábados.? Luego le cuentan a Marcos lo que van a hacer para ver que dice, a lo mejor lo pueden ayudar de alguna manera.”

Después de obtener el permiso de los padres, las chicas hablaron con Doña María y más tarde se encontraron con Marcos y le dijeron:   

“¿Sabes?, a partir de esta semana vamos a ir los sábados a ayudar en el comedor de la Iglesia. ¿nos acompañas?”

Marcos, bajo la mirada y no contesto. Luisa la amiga de Ashley le dijo:

“Marcos, sabemos que comes ahí, y no te tiene que avergonzar porque todos en algún momento tenemos problemas. Mi familia tuvo que recibir la bolsa de comida de la Iglesia por seis meses cuando mi papa se quedó sin trabajo.”

“Mi papa se quedó sin trabajo hace dos meses” dijo Marcos preocupado, pero a su vez aliviado porque ya no tenía que guardar el secreto.

Daiana vio una botella vacía en el piso y como quien no quiere la cosa la pateo y fue a parar a los pies de Ashley. En ese instante Ashley se acordó que su tío es capataz en una fábrica embotelladora y dijo:
“Le puedo preguntar a mi tío si puede ayudar a tu papá, y mientras tanto nos puedes acompañar los sábados a ayudar en el comedor.” 

Al día siguiente Ashley llego a la escuela corriendo, buscando a Marcos por todos lados agitando un papel blanco. Cuando por fin lo encontró, le entregó el papel con la dirección y el teléfono de la fábrica del tío para que su papá fuera a una entrevista.

Marcos, dándole las gracias tomo el papelito y cuidadosamente lo puso en su bolsillo. Luego se sentó en un banco, saco la cajita roja, la abrió con esa mirada que lo transportaba a otro mundo, pero esta vez con una sonrisa en los labios.

Dos días más tarde su papa empezó a trabajar en la fábrica embotelladora. Marcos y su familia en agradecimiento se unieron a Ashley y sus amigas los sábados en el comedor. ¡Doña María estaba feliz!!

Daiana se sintió orgullosa de sí misma, había conseguido que los chicos de la plaza se unieran para ayudar a Marcos y a su familia y también a Doña María en el comedor. Su misión esta cumplida, solo le queda una pregunta:

“¿Que tendrá Marcos en la cajita roja?” Pero esa será otra misión.